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La cavitación puede afectar gravemente el rendimiento y la longevidad de las bombas, pero con un diseño, una operación y un mantenimiento adecuados, sus efectos se pueden minimizar o eliminar. Al centrarse en medidas como aumentar el NPSH, optimizar las condiciones de operación, controlar la temperatura del fluido y mejorar el diseño del sistema, los operadores de bombas pueden garantizar un funcionamiento confiable y eficiente. Invertir en medidas preventivas no solo mejora el rendimiento, sino que también reduce los costos de mantenimiento y el tiempo de inactividad, lo que lo convierte en un esfuerzo que vale la pena para cualquier sistema de bombeo.